En cierta ocasión, un avezado cliente, compartió conmigo una reflexión acerca del desayuno. Este señor comentaba que le sorprendía lo barato que era desayunar en los bares. Basaba su argumento en todos los preparativos que cualquier bar que sirva desayunos, debe tener en cuenta para dar ese servicio esencial. Comenzando por la máquina de café, molinillos, tostadora, platos, cucharas, servilletas, consumo de luz, agua, prensa diaria, vaso de agua, gastos de personal… Una inversión considerable para dar un servicio rápido y económico, ya que el precio de un café y media tostada no va más allá de los 2,50 €.
La hora del desayuno se ha convertido en un acto gastronómico tan digno y edificante como puede serlo una comida. Es uno de los momentos más valorados (y necesarios) del día a día. El desayuno en los bares, cafeterías y restaurantes es hoy en día casi un acto ceremonial para muchas personas. Es indudable que las circunstancias sociales y económicas han influido en ello (como muestra hemos visto como algunas reuniones o actos de empresa han cambiado el formato de comida por el de desayuno) pero también ha contribuido en gran medida el esfuerzo del hostelero por, como decíamos antes, dignificar el desayuno y aportar un plus de calidad a un servicio que se ha demostrado como esencial.
Hemos dado respuesta a las peticiones de los clientes, con una oferta en desayunos envidiable por todos los que nos visitan. Estamos ofreciendo calidad y variedad, sin estar reñida con el precio, si sabemos valorar el esfuerzo que hay tras una tostada. Productos caseros, tomate triturado o en rodajas, jamón serrano o ibérico, fiambres de todo tipo, cremas de untar, la calidad de nuestro aceite de oliva virgen, distintos panes como los integrales, de lino, de espelta, de centeno… Cafés y descafeinados, tipos de leche, desnatadas o semi, sin lactosa, de soja, de arroz, así como zumos o refrescos que desplazan en bastantes ocasiones a la figura del clásico café, configuran el paraíso de la clientela más fiel y de las nuevas generaciones que, sin perder de vista el principio de que un desayuno no es caro, sí que valoran todo el conjunto de nuevas formas de disfrutar de este momento del día.
Es la hora del desayuno, un ritual que ha evolucionado, y aunque en nuestro subconsciente siempre pervivirá el desayuno de café y media tostada de aceite, entre todos hemos creado una nueva paleta de colores de los que disfrutar sin estar mirando constantemente nuestro bolsillo.
Disfruten de la hora del desayuno. Déjense sorprender por el profesional que les atiende, rompa rutinas desde primera hora o por el contrario, mantenga sus hábitos matutinos. Nosotros seguiremos estando siempre a vuestro servicio en el primer momento relax de vuestro día a día.